El señor que me envía regalos
Recibí un correo de un hombre que no conocía, pidiéndome mi dirección para enviarme algo. Durante los tres años siguientes J. estuvo enviándome regalos a casa, correos electrónicos, y más tarde frecuentes mensajes al móvil. No sabía nada de él salvo su nombre.
Como respuesta a su creciente invasión le invité a pasar 24 horas en el interior de mi casa, a solas, con la posibilidad de hacer y tocar todo lo que él quisiese pero con la condición de no salir durante ese tiempo. A lo largo de ese día estuve observando todos sus movimientos a través de tres cámaras ocultas.
J. y yo aún no nos hemos encontrado en persona.
Mi trabajo está centrado en la observación de lo extraño dentro de lo cotidiano, en aquellas pequeñas transgresiones de lo que consideramos normal, como forma de actuación micropolítica contra el establishment.
Trato de generar controversia utilizando el juego como materia prima.